En
febrero de 2010 tuvo lugar en las instalaciones de NOAA en Boulder, Colorado,
un simulacro atlántico conjunto de tormenta solar extrema entre NASA y Comisión
Europea, para testar cuáles serían las capacidades de gestión del fenómeno.
Su
resultado fue claro: un apagón tecnológico en amplias zonas de Europa y EEUU,
en tan solo 5 días desde el inicio de la detección del fenómeno en la
superficie del sol, tomado como condición del simulacro.
Constatado
el fracaso del simulacro y la insuficiencia de medios para poder hacer frente a
la situación, NASA y Comisión Europea realizaron contundentes recomendaciones a
los distintos Estados de Europa y EEUU en distintos sentidos.
Entre
ellas la petición de la puesta en marcha de campañas públicas informativas
centradas en las consecuencias que podría tener una tormenta solar extrema, y,
en especial, en los concretos preparativos que serían recomendables que
adoptaran las familias para caso de, hipotética pérdida prolongada del
suministro eléctrico, la calefacción, el agua corriente y los stocks
alimenticios en grandes núcleos urbanos.
La
campaña informativa, decían, debería ser realizada aprovechando el tirón de las
redes sociales como "facebook y twitter" para potenciar
su difusión y los Gobiernos deberían poner en marcha, además, una oficina
nacional de atención al ciudadano.
A punto de cumplirse ya 2 años de
dicho importante simulacro atlántico, en el que no estuvo España, desde el Observatorio
del Clima Espacial han querido llamar la atención sobre este hecho y
recordar cuáles podrían ser algunos de los efectos potenciales para la
población de un evento considerado de alto impacto pero de baja probabilidad (HILF,
High Impact Low Frecuency Event), y ante el que se están tomando medidas
preventivas concretas en otros países con nuestra exacta latitud geográfica y
grado de exposición, como Portugal.
El
"Evento Carrington" de 1859, que, como ha puntualizado NASA, pudiese
repetirse "en 100 días o en 100 años"
Recuerdan,
además, que más que un problema del sol que observa su normal funcionamiento es
un problema sistémico de nuestras redes y nuevas tecnologías, que no han tomado
suficientemente en consideración este tipo de riesgo natural en su desarrollo
de las últimas décadas, lo que nos haría vulnerables, a expensas de una
repetición un determinado tipo de fenómeno geomagnético solar desencadenante,
como el "Evento Carrington" de 1859, que, como ha puntualizado NASA,
pudiese repetirse "en 100 días o en 100 años".
Piden,
por tanto, la adopción de medidas integrales nacionales y de carácter
permenente, a adoptar desde ya, como normal opción preventiva al igual que
están haciendo Francia, Alemania, Portugal, Italia, y otros 10 países europeos
de nuestro entorno.
La
previsión del componente "E3" del pulso electromagnético, han querido
puntualizar, en tanto que es el generalmente reconocido en caso de tormenta
geomagnética severa, como la de Quebec en 1989
La
siguiente descripción de posibles consecuencias para la población civil tras
esos "5 días" a partir del inicio del fenómeno, está basada en los
informes sobre los riesgos del clima espacial de la OCDE, Protección Civil de
Alemania, los informes independientes de las Aseguradoras Lloyd's y Allianz, el
informe de la Academia de Ciencias Americana encargado por NASA, en el informe
"En la oscuridad: planificación militar para un evento tecnológico
catastrófico para las infraestructuras" del Comando Norte del Ejército de
los EEUU, en el reciente informe del Parlamento Británico, de noviembre de 2011
y en el más reciente informe del grupo de Expertos para la Comisión Europea
hace tan solo unas semanas.
Por
último dicha estimación incluye, únicamente, la previsión del componente
"E3" del pulso electromagnético, han querido puntualizar, en tanto
que es el generalmente reconocido en caso de tormenta geomagnética severa, como
la de Quebec en 1989.
No se incluye, por tanto,
estimación de afectación de elementos electrónicos independientes o
desconectados en red, cuenten o no con protección faraday en virtud de los
componentes E1 y E2 propios de los pulsos de origen artificial, que sólo algún
informe puntual, como el del Ejército de los EEUU, toman en consideración para
un hipotético EMP solar.
Una
vez desencadenado el EMP solar resulta comunmente reconocido que la situación
de colapso podría oscilar entre sólo unas horas o unos días, a 2 años, pudiendo
tener un alcance multi continental (evento Carrington de 1859), nacional, o
regional (ejemplo de esto último el caso de Quebec de 1989), dependiendo de
distintas circunstancias.
Posibles
efectos inmediatos al desencadenamiento del "EMP solar", 5 días
despues del fenomeno solar
1-
Posible incremento de la accidentalidad aérea. Afectación del tráfico aereo
posible necesidad de elaborar protocolos para aterrizajes de emergencia
reconocida por las autoridades de EEUU y Reino Unido.
2-
Posible incremento de la accidentalidad de tráfico rodado y de medios de
transporte por rail (trenes, tranvías, pero también metros en grandes ciudades)
por fallo de semáforos y señalizaciones eléctricas.
3-
Posible desencadenamiento de distintos incendios de tipo eléctrico, como se
verificó en el evento Carrington de 1859, con la dificultad añadida de la
posible paralela afectació de los medios anti incendio. La posibilidad de
grandes incendios multiples y simultáneos puede suponer grandes dificultades
para una correcta evacuación ordenada de determinadas zonas (en especial sobre
todo ello, el informe OCDE "Geomagnetic storms").
4-
Posible fallo general del suministro eléctrico industrial. Posible
desencadenamiento de accidentes industriales, en refinerias, plantas químicas,
etc, dependiendo de la adecuación de sus protocolos de apagado, reservas diesel
de emergencia, etc.
5-
Posible fallo general también del suministro eléctrico a domicilios: falla
desde la iluminación eléctrica hasta la alimentación de los enchufes donde van
los frigoríficos, las cocinas eléctricas, el microondas, el modem para
internet, la radio, el portatil o la televisión. O los sistemas de aire
acondicionado recomendables para población vulnerable en caso de altas
temperaturas y olas de calor.
6-
Posible afectación del funcionamiento de ascensores, montacargas y otros
sistemas de elevación eléctricos; posible incremento de la accidentalidad y de
la multiplicación de situaciones de personas atrapadas, precisadas de rescate,
en el conjunto de las ciudades. Deben ser tomadas en consideración las posibles
dificultades de evacuación del edificio para personas en cama o de movilidad
reducida, en caso de verificarse el no funcionamiento de los ascensores.
7-
Posible corte del suministro de agua potable por encima de la segunda planta de
edificios al fallar el bombeo. En plantas bajas el suministro prexistente en
red continuaría por puro efecto de la presión, mientras haya, y la gravedad.
8-
Posible imposibilidad de suministrar combustible desde los depósitos y
estaciones de servicio, por fallo de las bombas eléctricas (en particular sobre
este aspecto, informe de Protección civil Alemania).
9- Posible caida inmediata de las
redes de telefonía móvil. Posiblemente en pocas horas terminaría de fallar todo
el resto de telefonía y radio, dificultando enormemente la gestión para
informar a la ciudadanía e intentar dar - después del evento - las claras
recomendaciones que, lamentablemente, no se dieron antes del mismo.
10-
Posible imposibilidad de retirada de efectivo en cajeros automáticos, posible
desaparición de hecho de bases de datos electrónicas bancarias, financieras o
tributarias no protegidas para EMP.
Efectos
acumulativos, a partir de las 72 horas
1-
Posible agotamiento de las reservas diesel de emergencia de las centrales
nucleares, en el supuesto de que el propio EMP no haya generado ya otros
incidentes por afectación de transformadores o sistemas, como se constató tras
las tormenta solar de Quebec.
Posiblemente
los reactores nucleares no podrían seguir refrigerando las varias semanas que
siguen siendo necesarias tras un apagado de emergencia. Como ha sido hecho
público sus reservas diesel actuales no superan las 48 horas, tampoco se cuenta
con los suministros básicos cotidianos que precisarán esas personas que queden
operando las centrales durante todas esas posibles semanas de fallo de
comunicaciones e incertidumbre.
En
este sentido junto a la situación de los 8 reactores nucleares españoles,
también debe ser tomada en consideración, al menos, la posible situación de los
58 reactores nucleares civiles franceses, y otras instalaciones nucleares, en
nuestra frontera norte.
2-
Posible agotamiento de las reservas diesel de emergencia de los hospitales,
únicamente dotadas, por lo general, de autonomía para unos pocos días.
A
partir de ese momento posible:
a)ruptura
de la cadena de frío de todas las vacunas.
b)posible
fallo de los sistemas de diálisis, UCI y otros de asistencia vital dependientes
de la electricidad.
c)Posible
fallo general de todo instrumental eléctrico que carezca de alimentación
independiente, y hasta de la propia iluminación del edificio.(sobre todo ello,
en particular, el informe de Protección Civil de Alemania).
3-
Posible colapso de los servicios de alcantarillados y tratamiento de residuos
en grandes ciudades.
a)Posible
salida de aguas fecales a superficie ya a partir de las 72 horas en algunas
grandes ciudades, desencadenando nuevos riesgos asociados para la salud
pública.
b)Posible
proliferación de estercoleros improvisados, uso de ríos dando pié a otras
posibles contaminaciones indebidas.
c)Posible cese del servicio
público de recogida de basura. La creciente acumulación de basuras no hará sino
redundar en un riesgo acumulativo para la salud pública conforme vayan pasando
las semanas y servir de yesca muy combustible para nuevos incendios fortuitos.
4-Posible
cese del abastecimiento a nucleos urbanos.
Deja
de llegar la flotilla cotidiana de cientos de camiones, aviones y grandes naves
que mantienen abastecidas a nuestras ciudades. Agotamiento de stocks como agua
mineral, alimentos, mantas, o linternas, en las estanterias de los comercios.
Además las carreteras de entrada y salida de las ciudades pueden verse
progresivamente colapsadas por los accidentes de tráfico y los vehículos que se
han ido quedando sin combustible, abandonados.
5-
Posible fallo de gaseoductos y líneas de distribución del suministro de gas.
Posible fallo asociado de calefacciones domésticas. Si es invierno en menos de
una semana continuada sin calefacción la temperatura ambiente decaería
enormemente, dificultando la posibilidad de residir en las mismas. El recurso a
fuegos improvisados por parte de personas sin experiencia puede dar lugar a
nuevos incendios urbanos, en el contexto de posible merma antes referido de
medios técnicos contra incendio.
6-
Posibles problemas de seguridad pública, partiendo de la propia dificultad de
coordinar fuerzas de seguridad y cuerpos de asistencia sin teléfonos ni medios
eléctricos. Al principio quien tenga dinero en efectivo compra lo que pueda ya
que las tarjetas no sirven tampoco para pagar, pero, antes o depués, las
propias necesidades básicas de la población puede propiciar que eso empeore si
no está siendo mínimamente atendida. Posibles intentos de saqueo y
desencadenamiento de situaciones potenciales de desorden público en torno a
grandes superficies comerciales y de alimentación a la busqueda de agua mineral
y alimentos.
De
llegarse a una situación de saqueos, posible seguimiento del esquema de
"espiral de saqueo", del centro de la ciudad a su periferia, irían
pequeños comercios de barrio, casas temporalmente no ocupadas...siguiendo el
esquema. En ausencia de comunicaciones de las autoridades el miedo, rumores de
todo tipo, y el hecho de que realmente nadie sepa a ciencia cierta que es lo
que ha podicio pasar en realidad no hará sino propiciar todo ello con el
trascurrir de los días.
7-
Posibles fallos de seguridad en prisiones lo que agrava la inseguridad. Cierres
eléctricos, camaras de seguridad, y otros dispositivos fallan al agotarse las
reservas diesel, los que las tienen. Incluso donde esto no sea asi la escasez
de reservas alimentarias antes o después generan motines ante un personal
desbordado y que no puede averiguar que está pasando en sus propias casas. No
será el único personal al que le pase eso, algunos seguirán en su puestos con
firmeza, llegado un punto determinado y sin comunicaciones otros no.
El
aspecto del fallo eléctrico aspecto se documentó, por ejemplo, en las Jornadas
Técnicas de Madrid donde un simple apagón general llegó a comprometer la
seguridad de alguna prisión española durante unas horas según nota pública
posterior de los propios funcionarios, afortunadamente sin conocimiento de los
internos durante ese breve lapso. Posiblemente miles de presos de muy distinto
tipo y con distinta capacidad de violencia quedan libres (ejemplo Haití) ante
unas fuerzas de seguridad ya superadas y buscan, como el resto, su sustento.
8- Posible agotamiento progresivo
del stock de alimentos y reservas de agua en residencias de ancianos,
sanatorios, centros de internamiento de menores y centros de acogida, dado el
amplio número de personas a las que deben atender.
9-
Posible presentación de síntomas iniciales leves de deshidratación por ausencia
de agua potable por parte de algunos sectores más vulnerables. Tras el fallo de
las grandes plantas depuradoras que abastecen a ciudades - pero dependen de la
electricidad -; una vez vaciada toda posible agua potable acumulada en
cañerías, acabada el agua mineral de los stocks de las tiendas que se haya
podido comprar etc, una persona puede susbistir en torno a tres-cinco días más
sin agua potable.
10-
Posible incremento, progresivo, de los cursos hídricos al cesar su explotación
industrial masiva y el bombeo a las ciudades. Determinadas zonas de rivera
pueden verse progresivamente inundadas, las infraestructuras hídricas deberán
hacer frente al progresivo incremento de los cauces mediante mecanismos no
electricos o sistemas diesel.
El problema se
retroalimenta. El posible colapso previo, ya apuntado, de los sistemas urbanos
de alcantarillado puede dificultar, igualmente, la evacuación de fuertes
lluvias o riadas, añadiendo un riesgo asociado de inundaciones en determinados
lugares y la entrada en contacto de aguas limpias con aguas sucias,
contaminando las primeras de forma difícil de prevenir a partir de ahí.