Muy
a menudo, y en muchísimos casos, dejamos pasar oportunidades de interiorizarnos
por temas que están fuera de lo ordinario, ya sea por considerarlos
fantásticos, engañosos o irreconciliables con nuestro modo de pensar, o
simplemente porque ni siquiera nos atrevemos a preguntarnos sobre algunas cosas
creyéndolas inaceptables.
En
ciertas oportunidades también sucede que cuando nos cruzamos con gente a la que
denominamos extraña, ya sea por su modo de pensar o por el simple hecho de que
no nos agrada su manera de ser tendemos a rechazarla, nos burlamos de ella o
practicamos la indiferencia haciendo valer lo inteligentes que somos, criticando
a esa persona y por temor a enfrentarnos a lo desconocido nos negamos a
conocerla en un intento de preservar nuestra integridad.
Incluso, a veces, cuando tenemos una conversación
"intima" con un amigo, un familiar, en fin alguien que nos despierte
un cierto interés fingimos estar escuchando cuando en verdad solo atinamos a
oír y dejar pasar lo que nos están diciendo.
Desde luego si permanecemos con esta actitud de análisis
superficial, menos podremos escuchar, captar y decodificar aquello que va mas
allá de lo cotidiano, que implica una apertura y un reconocimiento de otras
realidades, otras ideas y sensaciones a las que desde niños nos han alentado a
no prestar atención, a excluirlas de nuestro campo de percepción aceptable,
ahora… ¿dónde radica esta falta de atención de nuestra parte?,
Richard
Bach lo define muy bien diciendo: " En
el acto de oír, una gran parte consiste en escuchar lo que esperamos y no
sintonizar el resto. Sintonizamos nuestros sentidos, nos cerramos a ciertos
sabores, apagamos nuestros sentidos hasta descubrir que el mundo físico es
exactamente como queremos que sea. Que sería de nosotros si pudiéramos ver
diferente, en infrarrojo, o en ultravioleta o aprendiéramos a ver las auras,
quizás cambiaria nuestra percepción y ya no seriamos iguales. Nos abriríamos y
usaríamos los sentidos para ver y sentir más allá de nuestro ombligo, que
distinto seria todo.”
Considerando
que algunas de estas actitudes descriptas anteriormente suelen aparecer ante
hechos o circunstancias donde se requiere una modificación de nuestras
creencias y que implica sobre todo un acomodamiento a nuevas formas de ser y de
relacionarse con el mundo puede comprenderse fácilmente uno de los motivos por
el que todas (o la mayoría) de las técnicas o disciplinas no oficiales o de
enseñanza informal del tipo complementaria de la medicina y la psicología, son
llamadas en forma peyorativa “alternativas”, deberían considerarse, sin embargo, bajo un criterio opuestamente
diferente, no solo como complementarias sino como precursoras de toda
disciplina o ciencia “moderna” que pretendidamente universal quisiera alzarse
con el privilegio de mejorar la calidad de vida y la salud de los seres humanos
sobre este planeta.
Pareciera
ser lo más atinado devolverle a estas ciencias (ya que a partir del paradigma
emergente podrían ser consideradas de esta manera), el lugar que se merecen y
que durante milenios han ocupado en las vidas de millones de personas, ya que
evidentemente ante la ausencia de respuestas integrales respecto de la mirada
que se tiene sobre la salud en la actualidad, existe una resurrección de lo
ancestral, una vuelta a lo natural, a aquello que sea menos invasivo y que tenga
menores efectos secundarios para la persona en su totalidad.
Al
menos en la mayoría de los casos, se percibe en las prácticas tradicionales a
un hombre deshumanizado y en cuyo abordaje no se contemplan otras instancias
sumamente importantes e imprescindibles.
Además,
se está probando debidamente la eficacia e idoneidad de estas disciplinas en la
práctica y sus mínimos o casi nulos efectos secundarios, produciendo en la
mayoría de los casos un bienestar que no requiere de sofisticados ni costosos
medicamentos y que es absolutamente inclusivo, ya que muchas personas pueden
acceder a estos tratamientos por un costo muy por debajo de los tratamientos
médicos (sobre todo) y psicoterapéuticos tradicionales sin tener que dejar por
ello sus consultas y tratamientos terapéuticos convencionales.
No
debe entenderse de ninguna manera que deba prescindirse de los viejos métodos
de abordaje sino por el contrario que deben legitimarse en forma paralela estos
nuevos tratamientos ya que hay toda una nueva concepción que la misma ciencia
suscribe a través de sus recientes descubrimientos, pero que en la vida de
todos los días queda exceptuada o pormenorizada por motivos esencialmente políticos
y económicos.
Muchas
de estas técnicas y disciplinas, también y en el mismo sentido de
subestimación, fueron o son denominadas esotéricas (cuyo significado es
conocimiento que proviene desde adentro) u ocultas ( por lo peligroso de sus
contenidos bajo la mirada de los intereses de determinadas épocas) y han sufrido durante toda la historia de la
humanidad usos y abusos, han tenido opiniones favorables y contrarias (según la
época y los intereses que se pusieran en riesgo), por ello deben ser tomadas
con mucha cautela y deben ser enseñadas con seriedad y absoluta reserva ya que
sus contenidos han sido preservados por milenios bajo los más estrictos
cuidados. Por ello algunas de las enseñanzas de este tipo y modalidad se
transmitieron en principio en forma oral, es decir de maestros a discípulos de
boca en boca, mas tarde con el advenimiento de la sociedad actual tuvieron que
adaptarse a las reglas modernas de aprendizaje, modificando algunos de sus
contenidos, padeciendo transformaciones y algunos arreglos para hacerlas más
entendibles, sobre todo para el mundo occidental, ( ya que muchas de estas han
surgido en oriente o bien se han desarrollado allí) para la gente común que sin
experiencia o conocimientos previos quisiera practicarlas.
Sin
lugar a dudas no todas las disciplinas o practicas cuyas raíces pueden
rastrearse a partir de la sabiduría de distintos pueblos y culturas que nos
precedieron, son igualmente valiosas y aplicables en toda circunstancia, pero entre todas ellas encontramos una amplia
posibilidad para colaborar con las modernas ciencias de la medicina y la psicología
para permitir al hombre actual recobrar la salud en un sentido a la vez integral
y preventivo.
Es así como dentro de una consulta
interdisciplinaria además de incluir los clásicos chequeos médicos de rutina y
los tratamientos ya largamente fijados en el imaginario de nuestra sociedad,
deberemos incluir de aquí en mas, una consulta psicológica esporádica a fin de
que nuestras enfermedades del alma no se transformen en síntomas físicos en el
futuro, pero también y quizás es lo más sorprendente para Ud. amigo lector, una
consulta con un especialista en bioenergías, a fin de prevenir cualquier malestar
físico o psicológico de gravedad y de mejorar en un sentido general nuestra
calidad de vida.
Por lo antedicho lo invitamos a atravesar la puerta que ha sido cerrada
eficazmente por el silencio y la ignorancia, para que pueda volver a
sorprenderse y encuentre viejos y nuevos significados integrados en una línea
tan sutil como inquietante, seguramente al final de este recorrido su manera de
ver ya no será la misma, déjese llevar y comprobara que lo misterioso y lo
científico tienen mucho en común, anímese a ver qué hay del otro lado de la
“realidad”.